Tienen cuerpos alargados y adaptados a la natación; las extremidades delanteras son cortas y aplanadas, mejor preparadas para su uso como aletas que para el desplazamiento en tierra, aunque algunas especies pueden moverse a gran velocidad empleando movimientos de reptación (es decir, andar arrastrándose como lo hacen las serpientes). Las patas traseras adoptan una posición fija hacia atrás, y no pueden retraerse (no pueden girarse hacia delante).
El pelaje de las focas es generalmente corto y denso en edad adulta. La mayor parte de la protección térmica no la ofrece éste, sino la gruesa capa de grasa que tiene bajo la piel, que puede representar hasta un cuarto del peso del animal. De hecho, algunas especies apenas tienen pelo.
Son predadores sumamente eficaces, alimentándose de peces, cangrejos, calamares... aunque alguna especie captura también pingüinos.
Las focas son capaces de nadar grandes distancias y sumergirse a grandes profundidades para capturar a sus presas; por ejemplo, la foca de Weddell puede sumergirse hasta 600 metros bajo el nivel del mar. Las distancias que deben cubrir durante la alimentación, hacen que las crías deban llevar un ritmo peculiar en la lactancia, pues la madre no siempre podrá estar presente para alimentarlas; además, la leche de las focas es sumamente rica en calorías para premitir al cachorro sobrevivir durante las largas ausencias de su madre.
La variedad de tamaño entre las focas es notable. Algunas especies no superan el peso de un humano adulto, mientras que los elefantes marinos macho llegan a pesar más de 3.500 kg.
No hay comentarios:
Publicar un comentario